La llegada de la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 probó la capacidad de gobiernos y de toda la humanidad de enfrentarla con base en elecciones morales. Este rasgo fue aún más importante que el desafío que supuso para los servicios sanitarios, para las capacidades físicas y hasta para las rivalidades políticas internacionales. Pero será la vacuna, su producción, compra y entrega la próxima frontera, ¿quiénes deberán ir primero y quiénes al último? ¿Quién gana y quién pierde?
En un reportaje para Bloomberg, John Authers, editor de mercados en ese medio, recordó que la COVID-19 ha desatado profundos desacuerdos, tanto por los cierres de actividades económicas (y su posible obligatoriedad); las decisiones de salud pública y “lo más amargo y sorprendente” si las mascarillas (cubrebocas) limitan la libertad de las personas.
El analista aseguró que la prueba moral más grande será la que se desarrolla en el terreno de la biomédica: el desarrollo de la vacuna contra el nuevo coronavirus.
Hasta ahora, los países más ricos del mundo ya han asegurado más de mil millones de dosis de las posibles vacunas que desarrollan la universidad de Oxford, CanSino Biologics, Pfizer, Moderna, Sanofi y AstraZeneca. Ante este movimiento, a nivel mundial se despertó la sospecha de que serán Estados Unidos, Reino Unido, Japón y los países miembros de la unión Europea los primeros en recibirla y, hasta el final de la fila, el resto del mundo.
Sanofi y su socio GlaxoSmithKline Plc ya acordaron con EU y el Reino Unido la adquisición del medicamento. Japón hizo lo propio con Pfizer Inc. Las naciones menos beneficiadas económicamente ya lo esperan: serán a las que llegue hasta el final la posible cura, en la que la economía y los gobiernos centran sus esperanzas de recobrar la normalidad.
Un estudio realizado por la firma londinense de análisis, Airfinity destacó que EU, Gran Bretaña, la UE y Japón ya se aseguraron de contar con el equivalente a mil 300 millones de dosis de las posibles vacunas contra la COVID-19.
Las mismas farmacéuticas y organizaciones internacionales han expresado su disposición a no tener ganancias por las primeras dosis entregadas, como aseguró el director general de AstraZeneca, Pascal Soriot, a la cadena de noticias europea RTL.
“Nuestro objetivo es suministrar la vacuna a todo el mundo, tenemos un objetivo que es también hacerlo sin beneficio, o sea que entregaremos la vacuna a precio de costo en todo el mundo. A precio de costo será a cerca de 2.5 euros”, dijo en una entrevista.
Antes la humanidad ya ha comprobado que lo países más ricos monopolizan el suministro de vacunas. En la pandemia de 2009 de la gripe AH1N1 ocurrió este escenario. Por ello, las naciones menos favorecidas se preocupan por el futuro de sus poblaciones.
“Aunque se tenga una valoración optimista del progreso científico, todavía no hay suficientes vacunas para el mundo”, aseguró Rasmus Bech Hansen, director ejecutivo de Airfinity. Además recordó que para la mayoría de las inyecciones se requerirán dos dosis.
El camino para las farmacéuticas es comprobar que sus productos son efectivos. Enormes estudios previstos para estos meses pretenden demostrar cuál de las varias vacunas experimentales de la COVID-19 son seguras y efectivas. La semana pasada, Moderna Inc. y Pfizer Inc. comenzaron pruebas que eventualmente incluirán a 30 mil voluntarios cada una. En los próximos meses, se harán más llamados en busca de voluntarios para probar las vacunas fabricadas por AstraZeneca, Johnson & Johnson y Novavax, Y algunas vacunas fabricadas en China se encuentran en estudios más pequeños en otras naciones.
Pero los desarrolladores aún deben superar una serie de obstáculos: demostrar que sus vacunas son efectivas, obtener la aprobación y aumentar la fabricación. La oferta mundial podría alcanzar los mil millones de dosis hasta el primer trimestre de 2022, pronostica Airfinity.
La Organización Mundial de la Salud, la Coalición para las Innovaciones de Preparación Epidémica y la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización, conocida como GAVI, están trabajando juntas para lograr un acceso equitativo y amplio. Esbozaron un plan de 18 mil millones de dólares en junio para desarrollar vacunas y garantizar 2 mil millones de dosis para fines de 2021.
La iniciativa, conocida como Covax, tiene como objetivo dar a los Gobiernos la oportunidad de cubrir el riesgo de apoyar vacunas sin éxito y ofrecer a otras naciones con recursos limitados acceso a dosis que, de otra manera, serían inasequibles.
En junio, AstraZeneca se convirtió en el primer fabricante en formar parte del programa de GAVI, prometiendo 300 millones de dosis. Pfizer y BioNTech señalaron interés en suministrar vacunas a Covax. Brasil, el país con el segundo mayor número de casos de coronavirus, también llegó a un acuerdo para garantizar dosis de la vacuna Oxford-AstraZeneca.
(Sin Embargo)