Bajo las aguas saladas de tonalidad azul turquesa en el Caribe Mexicano, un grupo de exploradores realizó un hallazgo que confirma la complejidad del ecosistema regional: cenotes de agua dulce submarinos.
A 12 millas náuticas de la costa de Quintana Roo, entre Isla Contoy e Isla Mujeres, Rodrigo Friscione y Luis Leal confirmaron la presencia de tres cenotes, cuyas características, formaciones geológicas y hasta alineación de este a oeste son similares a los cenotes que se localizan tierra adentro.
Las formaciones se encuentran a 40 metros al fondo del nivel del mar, con entradas rocosas y angostas. Una vez dentro, se puede apreciar la inmensidad, unos 80 metros de diámetro y una profundidad incalculable, contó en entrevista con Novedades, Luis Leal, uno de los exploradores, quien descendió hasta 70 metros de profundidad en dos de ellos. El tercero, está por explorarse.
Se intuye que esta zona pudo formar parte de la Península hace miles de años, cuando el nivel del mar estaba 100 metros por debajo de lo que está ahora, dijo el experimentado buzo.
Pero de algo tienen certeza los exploradores. Este hallazgo confirma la complejidad del gran acuífero de la Península de Yucatán y su suelo kárstico único en el mundo, así como su enorme interconexión con los ecosistemas marinos como el Sistema Arrecifal Mesoamericano.
“La surgencia de agua dulce en medio del mar demuestra que hablamos de un gran sistema que conecta la selva con el arrecife, y que todo lo que pasa en tierra tiene consecuencias en el mar”, dijo.
Los dos cenotes submarinos tienen características peculiares. El primero es un cenote en una forma cilíndrica con una apertura alargada, de 10 metros de largo por dos de ancho. En el segundo, cuya entrada mide ocho metros de largo por dos de ancho, hay una gran montaña de arena blanca que ha caído del fondo marino y se ha acumulado a lo largo de los años y se puede descender únicamente por los costados, dijo Luis Leal.
Las cavidades submarinas fueron descubiertas inicialmente por Rodrigo Friscione, experto buzo submarino e hijo del también explorador del mar Alberto Friscione. Este, a su vez, invitó a Luis Leal, especialista en buceo de cenotes, a explorar estos sitios hasta ese entonces desconocidos en sus profundidades.
Hasta donde se pudo descender, por explorar, por la cantidad de oxígeno disponible con la que contaban los buzos y la complejidad del sitio, a 70 metros, se tomaron muestras de agua que luego fue estudiada en un laboratorio, donde se corroboró la presencia de agua dulce no disuelta en cinco por ciento.
Se cree que a mayor profundidad el porcentaje de agua dulce proveniente del acuífero es mayor.
“El gran volumen de agua dulce del continente está siendo empujado por abajo y está saliendo a 12 millas náuticas de la costa. Entonces eso nos muestra una conectividad mayor de la que nos imaginábamos”, sostuvo el también presidente de la organización Cenote Republic A.C.
“Todavía tenemos pendiente hacer una visita a un tercer cenote que está en la misma alineación, también a 12 millas de la costa y también haremos pruebas de salinidad”, añadió.
Después de estos hallazgos, pescadores y otros buzos han informado a los exploradores de más cenotes en el mar a lo largo de la costa de Quintana Roo y al norte de la Península de Yucatán, hacia el lado del cráter de Chicxulub.
“Estamos buscando nosotros en las zonas costeras para intentar comprender un poco mejor toda la composición de nuestro gran acuífero”, dijo.
El riesgo latente de contaminar el agua
El descubrimiento de cenotes con agua dulce en el fondo marino confirma la gran interconexión que existe entre los ecosistemas del Caribe Mexicano, desde la selva, los ríos subterráneos y los arrecifes marinos, y la dependencia que tienen entre sí para subsistir.
En los últimos 30 años se ha incrementado fuertemente la presión de la contaminación a los mantos acuíferos de Quintana Roo, derivado del acelerado e irregular crecimiento poblacional, además de las malas prácticas en el tratamiento de aguas negras, alerta la comunidad científica.
“Lo más relevante de este hallazgo es que nos permite dimensionar el gran riesgo que tenemos de contaminar el agua en las ciudades. Las aguas deficientemente tratadas –o con nulo tratamiento- están yéndose a esos huecos llenos de agua en el acuífero subterráneo que están conectados con otros huecos de agua y finalmente con el mar”, aseveró Luis Leal.
La presencia de aguas residuales en el mar ha sido estudiada y corroborada por diversos investigadores, y ésta llega, ni más ni menos, que a través de las conexiones que tiene el gran acuífero con el mar a través de estos cenotes.
Uno de los grandes problemas de contaminación del agua en Quintana Roo es la carencia de servicios de drenaje en los 11 municipios de la entidad, principalmente en la zona sur. Al no contar con este servicio, las familias optan por verter sus desechos –en el mejor de los casos- en fosas sépticas no reguladas, o bien, con una tubería que va directamente al acuífero que se encuentra a escasos metros de profundidad.
Sin embargo, la infraestructura de drenaje formal tampoco resuelve el problema de la contaminación de los ríos subterráneos. Alejandro López Tamayo, investigador de la organización Centinelas del Agua, sostiene que la Norma Oficial Mexicana 001-Semarnat-1996, que regula las descargas de agua al subsuelo, permite inyectar aguas tratadas bajo un proceso secundario que no elimina del todo los contaminantes, que tarde o temprano estarán presentes en el agua que se extrae para consumo humano o llegarán al mar.
A los cenotes ninguna Ley los protege
Ni los cenotes de la Península de Yucatán ni el sistema de suelo kárstico que diferencia a esta región del resto del país se encuentran definidos en la Ley de Aguas Nacionales vigente, por lo que no existe instrumento a nivel federal que regule su cuidado.
El suelo poroso y la escasa profundidad vuelven al acuífero peninsular un territorio sumamente sensible a la contaminación, pero las políticas públicas dictadas en la Ley que se decretó en 1992 son aplicables de la misma forma que se hace en el resto de la República.
Desde 2012, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible.
Para ello, el Congreso contaba con 360 días naturales para la publicación de una nueva Ley General de Aguas Nacionales, misma que se ha rezagado por siete años.
Xochitl Zagal Ramírez, integrante de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados, dijo a Novedades que la nueva legislación que será presentada en el primer semestre de este 2020 ya contemplará el suelo kárstico y los cuerpos de agua como cenotes y cuevas subterráneas. Sin embargo, Luis Leal sostiene que ninguna de las iniciativas tiene una visión de cuidado riguroso para el acuífero maya.
“Las iniciativas son tibias, no sirven para nada y no están contemplando el problema tan grave de contaminación que hay. En ninguna se habla de un capítulo especial para proteger la placa de kars de la Península de Yucatán, esa es mi crítica”, alegó.
El buzo afirmó que la Nueva Ley de Aguas Nacionales, necesariamente, debe incluir cuatro puntos para la conservación y cuidado del agua en la región sureste del país.
Primero, dijo, se necesita una participación más directa en la administración y vigilancia con entidades autónomas, ya no con los Comités de Cuenca que, asegura “no han servido”.
La segunda propuesta es que se fije una meta de inyecciones cero, de modo que en un periodo establecido de tiempo se determine que el tratamiento del agua debe ser tan riguroso que el líquido se pueda utilizar y reutilizar.
“Que haya tratamiento terciario y que las aguas de residuo se vuelvan a utilizar”, enfatizó.
La tercera propuesta es que se eleven los castigos a quienes contaminen el agua, pasar de la categoría de sanciones administrativas a delitos graves.
Por último, propone que se abran ventanas legales para que los particulares puedan demandar a otros particulares y al propio gobierno por los daños provocados por la contaminación del agua.
En Quintana Roo, únicamente los municipios de Tulum y Solidaridad cuentan con reglamentos internos para la protección de cenotes, pero no existe la capacidad para sancionar a quienes infrinjan las normas.
Por su parte, organizaciones de Quintana Roo trabajan en una propuesta de Norma Oficial Mexicana para la protección de cenotes en la Península de Yucatán.
Gonzalo Merediz Alonso, director ejecutivo de Amigos de Sian Ka’an, indicó que el objetivo principal de este instrumento es homologar las reglas de operación para actividades turísticas u otros usos, así como especificar las responsabilidades que tienen cada ente público y privado en el cuidado de estos cuerpos de agua.
“No hay ningún instrumento regulatorio de los cenotes, lo que estamos buscando es que esta Norma Oficial le diga a cada autoridad que es lo que le corresponde hacer y que puedan emitir permisos y autorizaciones con base en un criterio consensuado”, puntualizó el especialista.