El Dr. Ezequiel Martínez es un médico cirujano y partero, residente en Puebla, que aplica terapias alternativas, tratamientos holísticos y acupuntura. Desde marzo de 2020, con la llegada de una paciente extranjera, comenzó a tratar pacientes Covid con sintomatología grave. Martínez desarrolló su propio método de tratamiento en base a acupuntura y proteína de suero de leche bovina, usado como inmunoestimulante.
Trató durante 17 meses a cerca de 600 pacientes graves, y ninguno de ellos murió.
El Dr. Ezequiel es un estudioso. De su temprana experiencia, aprendió que el Covid-19 es una viremia que una vez que se supera, ya no se vuelve a adquirir. Por eso trabaja sin cubrebocas, abraza a los enfermos y sus hijos visitan el consultorio sin temor a ningún «contagio».
Martínez solo acepta casos graves, ya que sostiene que el Covid-19 en su versión leve se cura solo. Su protocolo tuvo una eficacia óptima, con un 100 por ciento de pacientes recuperados. Pero en septiembre de 2021 empezaron a llegar los “vacunados». «Éstos no responden a ningún tratamiento», advierte el doctor. «Desde entonces, hemos tenido días con hasta 12 fallecidos, todos inoculados».
El testimonio de este médico poblano es ilustrativo del peligroso estado del sistema de salud público: Por un lado aplica protocolos que tienen un alto índice de mortalidad, ignorando alternativas económicas y sencillas de probada eficacia; y por el otro intenta prevenir la enfermedad con un tratamiento experimental que está acarreando graves consecuencias entre los inoculados.
Ezequiel Martínez: «Los vacunados están en peligro, pero el sistema de salud está ciego»
En una entrevista con Diario de Vallarta & Nayarit, el doctor Martínez accedió a relatar sus experiencias y observaciones. En su opinión, los médicos del sistema oficial de salud se resisten a admitir que las inyecciones Covid están produciendo un enorme daño entre la población. Calcula que un 15 por ciento de los inoculados desarrolla efectos adversos serios o muerte. Algunos conceptos destacados:
- «No sé que le pasa a mis compañeros: 8 de cada 10 mujeres embarazadas que se inoculan antes de las 20 semanas, están tirando el bebé. Y nadie lo asocia a la vacuna».
- «Hay gente que está debutando con padecimientos autoinmunes de una forma grosera. Medio mundo vacunado trae el laboratorio torcido. A veces a los 10 meses les toman sus pruebas y les siguen saliendo mal los resultados.»
- «Todos los días hablo con pacientes que tienen problemas posteriores a la vacuna, y sus médicos no lo están asociando. Eso es preocupante».
- «En las comunidades pequeñas es más fácil observar lo que sucede: Llega la vacuna y a los 20 días la gente se está muriendo. Los vecinos se dan cuenta que se están muriendo los vacunados. Se van por Covid, por infarto, por hemorragias cerebrales o se mueren sin diagnóstico. Por eso mucha gente ya no acude a la segunda dosis».
«Hay brigadistas que están poniendo sobre aviso a sus propias familias para que no se vacunen, porque hay días en que varios vacunados se desmayan, con convulsiones muy feas».
Por eso, ahora que se inicia la inoculación de niños, la pregunta correcta para hacerle a los padres es: «¿Estás dispuesto a ponerle una sustancia experimental a tus hijos, para salvarlo de una enfermedad que no es peligrosa para él?»
«Comienzas a ver un patrón: te dicen en todas partes las mismas mentiras. Toda esta gente no está muriendo por culpa del virus, están siendo asesinados. Esto no es una pandemia, es un genocidio».
FUENTE: TIERRA PURA