Durante el pasado año, fundamentalmente en Europa, se generó una considerable polémica sobre si la Organización Mundial de la Salud (OMS) habría cambiado su definición de gripe pandémica en el año 2009, tras la identificación de la nueva gripe H1N1. Algunos argumentan que no solo se cambió la definición, sino que se hizo para despejar el camino hacia la declaración de una pandemia. Otros aseguran que la definición nunca se cambió y que esta alegación está completamente infundada. Estos puntos de vista tan opuestos han dificultado nuestra capacidad para extraer conclusiones relevantes. Este callejón sin salida, unido a las preocupaciones sobre los posibles conflictos de intereses y las dudas sobre la proporcionalidad de la respuesta al brote de la gripe H1N1, ha menoscabado la confianza de la población en los responsables de la salud y en nuestra capacidad colectiva para responder con eficacia a futuras amenazas de este tipo.

La OMS no cambió su definición de gripe pandémica por el simple motivo de que nunca antes había definido formalmente el concepto de gripe pandémica. Si bien la OMS ha propuesto numerosas descripciones de gripe pandémica, nunca estableció una definición formal y los criterios para la declaración de una pandemia provocada por el virus H1N1 procedían de las definiciones de «fase de alerta pandémica», no de una definición de «gripe pandémica». El hecho de no contar con una definición formal de gripe pandémica, a pesar del bagaje de los diez años de actividades de preparación contra las pandemias, revela importantes suposiciones subyacentes sobre la naturaleza de esta enfermedad infecciosa. En particular, las limitaciones de los enfoques «centrados en el virus» reclaman una mayor atención y se debe informar sobre los esfuerzos que se realicen para «aprender las lecciones» que dirijan nuestra respuesta ante los futuros brotes de nuevas enfermedades infecciosas.

(OMS)