Alcohol, armas y palos. Combinación peligrosa en cualquier acto público y cuya intención es evidente a simple vista.
Los organizadores de los eventos en la presa de La Boquilla en Chihuahua, de filiación panista, recurrieron a uno de los mecanismos más viejos y reprobables de la política conservadora. Agitar a las masas. “Calentarlas”, con discursos donde se incita a la violencia y acompañando la palabra incendiaria con el alcohol necesario para crear el clima efervescente que pueda detonar el conflicto.
El presidente López Obrador ha explicado en diferentes conferencias mañaneras, los motivos por los cuales nuestro país debe cubrir su cuota anual de agua, hacia los Estados limítrofes de la Unión Americana.
Se trata de un acuerdo firmado en el año de 1946, entre los gobiernos de México y Estados Unidos. Se necesitaba alcanzar la paz, después de un conflicto territorial sobre Texas.
En este convenio, se reconoce el derecho de ambas naciones, para hacer uso de las aguas que nutren los ríos Colorado y Bravo. El tratado establece también la obligación de nuestro país, para restituir a tierras norteamericanas, 431 millones de mililitros cúbicos, recibidos del río Colorado, mientras que nuestro vecino del norte, reintegra a tierras mexicanas 850 millones de metros cúbicos correspondientes al río Bravo. Todo esto puede realizarse de manera anual, o quinquenal, de acuerdo al criterio de cada país. La cuota que señalamos es anual.
La fecha límite para que el gobierno mexicano cumpla con las obligaciones contraídas respecto a los caudales de agua por restituir a suelo norteamericano, se cumple el 25 de octubre próximo.
Las autoridades locales en Chihuahua, conocen bien todo lo relacionado al Tratado sobre Distribución de las Aguas Internacionales. Saben de los tiempos que deben observarse para el cumplimiento de esta responsabilidad. Conocen que así se ha hecho en el pasado y que la garantía de agua suficiente para campesinos y ganaderos del Estado, está garantizada.
Entonces ¿cuál es la razón del actual conflicto?
Dos razones están en el centro del problema. Estamos iniciando un nuevo proceso electoral en nuestro país. En Estados Unidos, también se vive tiempo de elecciones.
Así que cada evento nacional o internacional, por pequeño que éste sea, se convierte en bandera de los grupos políticos oportunistas.
El problema de restitución de agua, no es, ni ha sido en el pasado, un motivo de desavenencias importantes entre el gobierno federal y los agricultores del Estado.
Las cuotas de agua se han cubierto en tiempo y sin encontrar mayor resistencia para cumplir con esta obligación internacional.
Pero en tiempos electorales las cosas cambian y más cuando vemos que una oposición política de corte conservador, ve complicado su panorama político, dado que su fuerza real es mínima.
No solo en Chihuahua, sino en todo México, el poder de convocatoria de los partidos que representan los intereses conservadores, es bastante bajo. Sus banderas están en total descrédito y carecen además de un proyecto nacional que puedan oponer a la sólida vía de la Cuarta Transformación.
Una de las pocas herramientas que ven a su alcance, se relaciona con la ininterrumpida campaña de guerra sucia usada desde que perdieron las pasadas elecciones del 2018.
Hoy, los políticos afiliados al partido político Acción Nacional, ponen en práctica una estrategia de desinformación, con la que pretenden engañar a la sociedad en el Estado, sobre lo que implica cumplir con los compromisos firmados en el Tratado sobre la Distribución de las Aguas Internacionales.
Le hablan al pueblo de Chihuahua de una alarmante e inexistente escasez de agua. En realidad el abasto de agua para los productores del campo, el consumo ciudadano y la industria, está garantizado. No habrá carencia de agua. Reintegrar los caudales de líquido señalados al vecino país de norte, no afectará en nada los proyectos nacionales en esa región del país.
Pero la oposición conservadora necesita de manera urgente crear escenarios de inestabilidad política en el Estado.
Antiguos mandatarios en la Entidad, presidentes municipales de otros tiempos y funcionarios públicos en activo, intentan despertar el malestar social, para desacreditar a toda costa a los representantes del gobierno federal.
La intención es hacer ver mal al actual gobierno de la república, para emparejar un poco el terreno electoral. Los panistas saben que se juegan su registro como partido político, en las elecciones del 2021.
Si no consiguen una votación razonable en el siguiente proceso, su vida como instituto político habrá concluido.
Pueden entenderse los motivos que los impulsan a actuar de esta manera. Pero lo que resulta injustificable, es que se pierdan vidas humanas por su inclinación natural hacia la violencia.
Lo que ocurrió en la presa de la Boquilla y el camino que lleva a la Ciudad de Delicias, Chihuahua, es reprobable desde su inicio.
Los citados dirigentes panistas, repartieron alcohol entre los concurrentes a la manifestación en contra del Tratado citado. Dotaron de palos y toletes a los integrantes de estos grupos de inconformes. Incluso propiciaron que esta masa enardecida, se hiciera de las armas de la Guardia Nacional, que prefirió retirarse, antes que a reprimir con violencia a los manifestantes.
Por último, se dan dos muertes aún no del todo aclaradas, producto de este clima de violencia provocada intencionalmente.
Como último acto indigno, vemos tanto al gobernador Javier Corral, como a los políticos panistas que salen de inmediato a declarar, hablar de “violencia de Estado”.
Re-victimizan a las personas muertas, al hacer uso de la tragedia para conseguir mejor posicionamiento político.
El asunto del agua pasa hoy a segundo término para ellos. Lo principal el día de hoy, es explotar al máximo la muerte de dos personas. Acusar al gobierno federal de insensible, represor y criminal. Seguir sacando provecho de dos muertes innecesarias y lamentables.
La guerra del agua de la que hablan los panistas, no existe. Es un acuerdo binacional que se ha cumplido hasta la fecha, sin mayores dificultades. Hay agua para todos y la vía violenta no resuelve una situación creada artificialmente.
El panismo actúa en Chihuahua de manera caciquil.
No quieren perder el control de un Estado al que sienten suyo.
No desean que la Cuarta Transformación les quite un pedazo de México que han explotado por décadas.
Y por los mismo, están dispuestos a utilizar todos los medios a su alcance, para conservar sus privilegios de case en esa Entidad.
Aunque muera gente. Aunque no falte el agua. Aunque se hunda México.
Ésa es la filosofía conservadora en el partido político Acción Nacional.
Malthus Gamba
(Sin Línea)