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02 September 2020

En el mes de agosto Estados Unidos envió una carta a la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la que rechazó enérgicamente la existencia de un “derecho” al aborto.

La carta, enviada el 11 de agosto y publicada en línea el día 25, tuvo como destinatarios a varias oficinas de la ONU como el Grupo de Trabajo sobre la Discriminación contra Mujeres y Niñas; el Relator Especial por el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental; y el Relator Especial sobre la violencia contra la Mujer, sus causas y consecuencias.

La misiva fue enviada por la misión de Estados Unidos ante la sede de la ONU en Ginebra. Andrew Bremberg es el embajador estadounidense de esta representación.

“Hemos recibido su extraña e inexplicable carta del 22 de mayo de 2020 sobre las supuestas ‘restricciones tomadas en el contexto de la pandemia del coronavirus para impedir el acceso a los servicios de aborto’ en Estados Unidos”, dijo Bremberg en referencia a la crítica que el país norteamericano recibió luego de que algunos de sus estados decidieron restringir ciertos procedimientos médicos no esenciales para detener el avance del coronavirus.

“Como titulares de mandatos sobre derechos humanos en las Naciones Unidas, ustedes son indudablemente conscientes de que la ley internacional de derechos humanos no reconoce ningún ‘derecho al aborto’”, escribió.

“Estados Unidos está decepcionado por esto y rechaza categóricamente este claro intento de tomar ventaja de la pandemia del coronavirus para afirmar la existencia de tal derecho. Esto es una perversión del sistema de derechos humanos y los principios fundacionales de las Naciones Unidas”, indicó el diplomático.

La carta recuerda que el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, dijo el 1 de junio en una misiva a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que la Organización de las Naciones Unidas “no interviene en asuntos que están esencialmente dentro de la jurisdicción nacional de cualquier estado. Entonces, el cuidado de la salud es proporcionado con total respeto por las leyes nacionales. No promueve y mucho menos impone el aborto a nadie, tampoco pretende hacerlo”.

Estados Unidos está “particularmente decepcionado de que hayan elegido desperdiciar el tiempo y los recursos limitados de sus mandatos en tales suposiciones espurias, en vez de concentrar sus energías en áreas en las que su atención sería más apropiada y garantizada”, dijo Bremberg en la carta de agosto.

La carta estadounidense denunció, como ejemplo, los “verdaderos abusos contra derechos humanos” que ocurren en la provincia china de Xinjiang, donde el Gobierno mantiene a más de un millón de musulmanes uigures y otras minorías en campos de concentración donde sufrirían torturas y adoctrinamiento religioso, trabajo forzoso, así como abortos y esterilizaciones.

“Sin embargo el sistema de las Naciones Unidas –incluyendo el secretario general, el Consejo de Derechos Humanos y el Alto Comisionado para Derechos Humanos– ha estado muy calmado en este tema, incluso cuando pueden encontrar una amplia oportunidad para opinar sobre asuntos que son preocupación política estadounidense nacional”, escribió.

El lunes, durante un evento virtual con organizaciones civiles de mujeres, se le preguntó a Guterres qué se puede hacer para asegurar que “derechos críticos” –en referencia al cuidado de la salud reproductiva– sean protegidos durante la pandemia.

Guterres, haciendo alusión a la declaración de Beijing, dijo que “es claro que estamos presenciando un ataque muy fuerte”, en una aparente alusión a las objeciones de Estados Unidos y otros países.

La declaración de Beijing de 1995 resalta “12 áreas clave” en las que se incluye la salud reproductiva. Guterres dijo que la ONU trabaja para asegurar “que los gobiernos no se aprovechen del COVID19 para minar los derechos de la salud sexual y reproductiva” y que esos servicios deben estar aún disponibles.

En su carta de agosto, se indica que Estados Unidos y otros países “ven cada vez más al sistema de la ONU como totalmente roto” debido a su estatus de “guardianes autonombrados para considerar algunas preferencias políticas como ‘derechos’”.

“Al mismo tiempo vemos violaciones de derechos humanos y libertades fundamentales a gran escala que generan pocos o ningún comentario por parte de los mismos guardianes”, destacó Bremberg.

(Aciprensa)

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