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29 June 2020

El aumento de pechos es una de las operaciones de cirugía plástica más populares en varios países. Sin embargo, pocas se percatan de los peligros que acarrea este procedimiento para la salud.

Aparte del hecho de que los implantes requieren un mantenimiento y supervisión a lo largo de toda la vida, algunas prótesis también se asocian a todo un conjunto de efectos secundarios. Estos tienen un carácter sistémico y se conocen bajo el nombre de la enfermedad del implante de pecho, o BII por sus siglas en inglés.

Por pesimista que pueda sonar un diagnóstico así, también tiene un lado positivo: es reversible. De hecho, tras la retirada de los implantes, ya sean de silicona o solución salina, se observa una significativa y duradera mejora de una docena de los síntomas más prevalentes, indica un reciente estudio sobre la BII.

A pesar de que ya hace más de 60 años que se realizan este tipo de intervenciones quirúrgicas, a día de hoy todavía se sabe poco sobre la BII. Un dato que dejará boquiabiertos a muchos es el hecho de que durante las primeras tres décadas del uso de los implantes, no se realizó ni un solo estudio clínico sobre sus efectos, destaca el Centro Nacional para los Estudios de la Salud de EEUU.

Más tarde se observó la conexión entre los implantes y un aumentado riesgo del poco visto cáncer del sistema inmunológico. Además, fue determinada toda una clase de reacciones inflamatorias, especialmente en mujeres con un historial de condiciones autoinmunes. 

Al mismo tiempo, miles de pacientes se quejaban de la fatiga, dolores de cabeza, entumecimientos y muchos otros problemas. Aunque ya hubo investigaciones que mostraban una mejora en las pacientes después de retirarles los implantes, el reciente estudio publicado en Annals of Plastic Surgery ha sido el primero en indagar sobre los cambios exactos que ocurren antes y después de la extracción de los implantes.

Aunque el estudio no proporcione datos causativos, si ofrece más información que muestra que la eliminación de los implantes está asociada con la mejoría de síntomas de la BII. En él fueron estudiados de una manera retrospectiva los casos de 750 pacientes, cuyos implantes fueron extraídos por el mismo cirujano a lo largo de dos años.  

Las pacientes registraron una mejora demostrable en 11 síntomas que tuvo lugar en un plazo de 30 días. Entre estos síntomas estaban el dolor de pecho, pérdida de cabello, irritación cutánea, problemas de respiración, fallos de memoria, y otros dolores.

Ninguno de estos casos explica exactamente cómo estos objetos causan todos estos síntomas, pero una teoría afirma que los implantes de silicona causan una inflamación profunda.

"Futuras investigaciones iluminarán sobre los posibles fenómenos biológicos para explicar mejor la patofisiología y mecanismo de la BII", indican los autores del estudio.

Ellos también destacan en su documento que apenas hubo diferencias en los cambios sintomáticos tras la retirada de los implantes de silicona y los de la solución salina. La explicación más probable para este fenómeno es el hecho de que las capas de los implantes de solución salina también contienen silicona.

Aunque el estudio sugiere que todos estos problemas podrían estar relacionados con el sistema inmunológico, la metodología empleada por los investigadores podría poner en duda algunas de sus conclusiones.

En cualquier caso, el estudio arroja luz sobre nuevos datos que podrían ser un buen punto de partida para futuras investigaciones sobre este tema.

(Sputnik)

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