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16 February 2020

A nuestro mundo le urge estar sano y hay muchos que han dedicado sus vidas a esta causa. Hay una manera en la que cada uno de nosotros puede contribuir a un futuro mejor y todo comienza en silencio. 

Si deseamos sanar nuestro planeta, debemos comenzar por sanarnos a nosotros mismos. Puede que no seamos capaces de cambiar a otra persona en el transcurso de semanas, años o incluso toda la vida, pero podemos cambiarnos a nosotros mismos de inmediato. Si cada persona trabajara en curarse a sí misma, el efecto sería monumental. Si cada persona se sana a sí misma, los beneficios que experimenta pueden inspirar a otros a hacer lo mismo. Como una ola, el efecto se extendería, bañando al mundo entero en aguas curativas. Así que comencemos por buscar formas en las que podamos sanarnos a nosotros mismos. Al hacerlo, estamos contribuyendo a la sanación del mundo.

Sanarnos a nosotros mismos

Cuando hablamos de sanarnos a nosotros mismos, no estamos hablando sólo de medicina. La palabra «sanación» implica llegar a ser íntegros en todos los aspectos de la vida. Nos referimos a sanar el cuerpo, la mente y el alma. La curación implica la eliminación de la enfermedad. ¿Qué es la enfermedad sino un estado de «inconformidad», de estar intranquilos? Podemos descubrir que no estamos a gusto físicamente debido a diferentes condiciones médicas. Podemos encontrar que no estamos a gusto mentalmente debido a los problemas que enfrentamos en nuestro trabajo, en el hogar, en nuestra comunidad o a nivel emocional y psicológico.

Podemos encontrar que espiritualmente estamos intranquilos porque hay preguntas que aún no hemos resuelto relacionadas con nuestra alma y el Creador, con nuestro propósito en la vida y con lo que sucede después de la muerte, lo cual trae desasosiego a nuestra alma. Por lo tanto, para sanarnos a nosotros mismos, necesitamos emplear técnicas para eliminar la «inconformidad» para no estar intranquilos tanto a nivel físico, mental como espiritual.

Sanar nuestro cuerpo

Los avances en la ciencia y la medicina nos han enseñado mucho sobre cómo mantener nuestros cuerpos sanos y asegurar el rendimiento óptimo del cuerpo que nos han dado. Conocemos o tenemos acceso a información sobre nutrición, salud e higiene personal. Sabemos qué precauciones hay que tomar para prevenir ciertas enfermedades. Si queremos curar nuestro cuerpo, debemos llevar estilos de vida saludables: mantenernos en forma físicamente, lograr un equilibrio saludable entre el trabajo, el descanso y el ejercicio, comer alimentos que sean nutritivos, eliminar los hábitos y sustancias que nos perjudican, como el tabaco, el alcohol y el consumo de drogas y protegernos de condiciones que propaguen la enfermedad. La clave es observar estas leyes de la naturaleza para no causar daño a nuestro cuerpo de manera inadvertida y descuidada.

Estrés y enfermedad

Hay otra dimensión de la salud personal que ha salido a la luz en los últimos años. Los doctores e investigadores médicos han descubierto que el estrés juega un papel clave en nuestra salud. Han descubierto que el estrés puede causar una crisis en nuestro sistema inmunológico y abrir la puerta a una variedad de enfermedades. El estrés interfiere con el funcionamiento normal de algunos de nuestros sistemas corporales necesarios para resistir las enfermedades. Activa la respuesta de «pelear o huir» causando ciertas reacciones bioquímicas en el cuerpo. Cuando estamos en un estado de estrés, nuestro corazón late más rápido. Ciertas hormonas son liberadas para que estemos listos para protegernos. Una vez liberadas, no se pueden retirar.

Un sistema de alerta que originalmente estaba destinado a ayudarnos a escapar del daño físico puede activarse incluso ante situaciones cotidianas que no suponen ninguna amenaza para la vida. Entonces, llevamos dentro de nosotros un estado de estrés o un estado en el que nuestro cuerpo responde al miedo y a la amenaza incluso en situaciones que son sólo un problema para la mente. Debido a que no estamos luchando o huyendo, nuestro cuerpo no tiene forma de disipar el estrés embotellado y lo llevamos con nosotros todo el día. A la larga, comienza a causarnos problemas internos y varios órganos comienzan a reaccionar a ese estrés. Por lo tanto, el estrés que no se controla y no se disipa puede afectar nuestro corazón, nuestros pulmones, nuestro sistema circulatorio, el sistema digestivo, la piel y el sistema nervioso. Podemos sufrir de dolores de cabeza relacionados con el estrés, dolores de estómago, problemas respiratorios y estados de nerviosismo.

Controlar el estrés para sanar el cuerpo

Puede que no seamos capaces de evitar contraer ciertas enfermedades que son genéticas o que se propagan a través del aire, pero podemos tener una medida de control sobre nuestro propio estrés personal. Hay maneras de reducir e incluso eliminar el estrés en nuestras vidas. Cuando hablamos de eliminar el estrés, no nos referimos a eliminar los problemas. Los problemas siempre estarán ahí. Pero podemos eliminar nuestra respuesta física insana a los problemas.

Hay una técnica que podemos probar en nuestras vidas y que he encontrado personalmente que es útil para tratar con el estrés. Esa técnica es la meditación. Al aprender el arte de la meditación, tendremos un sistema de defensa contra el estrés. La clave es tener otro tipo de respuesta a los problemas, que no activen estas reacciones físicas en el cuerpo. Si podemos aprender a meditar, entonces podemos enfrentarnos a los problemas de tal manera que no se alteren nuestros sistemas fisiológicos. La meditación nos proporciona una forma de aprender a controlar nuestras reacciones.

Sanar la mente

Cuando hablamos de sanar nuestra mente, nos referimos a su reacción ante los problemas lo cual afecta nuestra forma de pensar y las emociones. Cada día nos bombardean con estímulos sensoriales desde todas las direcciones. Cada mensaje que llega a través de nuestros cinco sentidos es transmitido al cerebro. Algunos mensajes requieren una respuesta física, pero muchos de ellos requieren respuestas intelectuales o mentales. Tenemos que pensar en los problemas, tomar decisiones, planificar, analizar, sintetizar, crear y luego comunicar nuestros pensamientos a los demás.

A menudo, los estímulos mentales pueden provocar reacciones de miedo, ansiedad, tensión, confusión, indecisión y una gran cantidad de respuestas emocionales. La tensión mental y el dolor emocional cobran su precio sobre nuestro cuerpo y la salud física. También afecta nuestra capacidad de ser productivos y eficientes en el mundo.

Meditación para una mente sana

Podemos evitar gran parte del estrés, ansiedad y tensión a la que nos enfrentamos a nivel mental aprendiendo la técnica de la meditación. La meditación es una forma de aliviar el estrés a ese nivel para ayudarnos a tener una mente sana. Una mente sana significa que podemos enfrentar los desafíos de la vida de una manera calmada y serena, sin que esto nos haga sentir molestos, deprimidos, ansiosos, temerosos o intimidados.

Una mente sana significa que lidiamos con los problemas de la vida sin que estos afecten nuestra estructura emocional. Tomamos las cosas como vienen, las manejamos con efectividad, buscamos la mejor solución y seguimos adelante. No necesitamos estar agobiados, abrumados y molestos por las situaciones diarias que enfrentamos. Al sentarnos en meditación, desarrollamos la serenidad necesaria para abordar problemas y situaciones. Cuanto más nos sentamos en meditación, más podemos volver a ese estado de paz y armonía en cualquier momento del día.

peace at all levels thorugh meditation

Sanar nuestra alma

Nuestra alma vive en un estado de verdad, bienaventuranza y amor. El alma es por naturaleza sana y completa. Lo que no es saludable es que hayamos olvidado nuestra alma. Lo que nos está causando «malestar» es ser ignorantes de lo que somos como alma. En cambio, nos identificamos con la mente, el cuerpo y el mundo hasta tal punto que hemos perdido de vista una parte esencial de lo que somos, nuestro lado espiritual.

Estar desconectados de nuestro ser interno o alma causa dolor. El dolor puede manifestarse como una continua inquietud por algo de lo que no somos conscientes. Nos apresuramos a tratar de encontrar la felicidad en actividades externas y nos confundimos cuando la felicidad que pensábamos íbamos a ganar se nos escapa. Sabemos que falta algo, pero no sabemos qué es. Lo que estamos buscando ya está dentro de nosotros. Lo que puede traernos felicidad es nuestra alma. Para algunos, esa inquietud interior es el deseo de comprender los misterios de la vida.

Conciencia espiritual a través de la meditación

Hay una solución sencilla que nos ayuda a reconocernos como alma y así funcionar como seres humanos íntegros. Esa técnica para conectarnos con nuestra alma es a través de la meditación. Uno de los mayores beneficios de la meditación es que puede ponernos en contacto con nuestra esencia, el alma. En la quietud de la práctica de la meditación, retiramos nuestra atención de los pensamientos del mundo, el cuerpo y la mente.

Cuando nos sentamos en la quietud, experimentamos al alma. A medida que nos identificamos con ella, empezamos a percibir a través de nuestra conciencia espiritual. Conocemos las respuestas a esas preguntas que nos han dejado perplejos a lo largo de la vida. Comenzamos a entender que somos más que el cuerpo y la mente; somos alma, llenos de dones espirituales mucho más valiosos que cualquiera que podamos alcanzar en este mundo. Experimentamos amor, paz y felicidad eterna. Se abre todo un nuevo mundo para nosotros.

Sanar al mundo

El mundo necesita ser sanado. Necesitamos sanar la ecología del planeta para tener aire limpio, agua limpia y proteger todas las formas de vida. Tenemos que hacer un uso inteligente de nuestros recursos para que haya suficiente para todos. Necesitamos curar a las personas que se mueren de hambre o que carecen de vivienda, medicinas, educación y derechos humanos básicos. Hay muchos grupos que trabajan activamente en diferentes partes del mundo para ayudar a sanar el planeta. Es una tarea gigantesca cambiar los corazones y las mentes de las personas.

Sean la luz

Pongo ante ustedes una solución que traerá resultados definitivos: que cada uno de nosotros se sane a sí mismo. Si podemos sanar nuestro cuerpo, mente y alma a través de la meditación, habremos añadido un ser humano íntegro más a la población mundial. Si cada uno de nosotros lo hace, encontraremos resultados mucho más rápidos. No podemos controlar lo que otros hacen; sólo podemos controlar lo que nosotros hacemos. Si nos convertimos en una persona sana en cuerpo, mente y alma, los demás lo notarán. Las personas que conozcamos en nuestros trabajos, en nuestra comunidad o en nuestra propia familia quedarán impresionadas por la transformación que hemos logrado. Ellos serán testigos de nuestra paz, armonía y alegría, y también querrán lo que hemos ganado. Desearán saber cómo obtuvimos esos tesoros. De esta manera, por nuestra propia luz, podemos iluminar a los demás. No podemos iluminar a otros con palabras vacías. Pero ellos se sentirán inspirados a encender sus propias lámparas cuando vean el esplendor con el que nosotros brillamos.

Benjamin Franklin, cuando inventó la farola eléctrica no pudo encontrar a nadie para que la probara frente a su propia casa. En lugar de tratar de convencer a otros de su utilidad y conveniencia, se limitó a poner una farola eléctrica frente a su propia residencia. En un corto período de tiempo, cada uno en su vecindario instaló una también. Ahora, miren en todo el mundo cuántas farolas iluminan la puerta de cada casa.

A través de la meditación, estamos encendiendo nuestra propia farola. Entonces podemos irradiar nuestra luz a otros y esto ayudará a acelerar el proceso por el cual el mundo entero puede ser iluminado. El sanarnos a nosotros mismos ayudará a acelerar la velocidad a la que se puede sanar al mundo. Descubramos la paz y la bienaventuranza interior para que nuestros dolores y heridas se puedan sanar y podamos contribuir a la sanación del mundo.

(S.O.S Org)

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