En medio de los tambores de guerra que esta semana resonaron en Oriente Medio, un país europeo desempeñó un papel clave a la hora de evitar una escalada aún mayor del conflicto entre Irán y EE.UU. Se trata de Suiza, país que sirve de intermediario entre ambos países desde que éstos rompieran sus vínculos diplomáticos en 1980.
Según The New York Times y The Wall Street Journal, tras el asesinato el pasado 2 de enero del general mayor iraní Qassem Soleimani en Irak, el Gobierno estadounidense recurrió a intermediarios de la Embajada suiza en Irán para instar a Teherán a no tomar represalias tan duras que pudieran provocar una reacción más dura del presidente Donald Trump.
The Wall Street Journal apunta que solo horas después del ataque estadounidense que acabó con la vida de Soleimani, la Administración norteamericana envió a Teherán un fax encriptado a través de la embajada suiza. La nota decía "No provoquen una escalada", según recoge la revista.
"Si quieren vengarse, háganlo de forma proporcional"
The New York Times informa que aquel día el embajador de Suiza, Markus Leitner —diplomático que representa los intereses de Washington en Irán— visitó dos veces el Ministerio iraní de Exteriores. En su primera visita, justo después del ataque aéreo contra las bases en Irak, los funcionarios estadounidenses trasladaron a las autoridades iraníes una advertencia para que no lanzaran represalias que pudieran desatar una acción militar mayor por parte de la Casa Blanca.
El 3 enero, el contraalmirante Ali Fadavi, un comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, dio una entrevista a un canal de televisión local en la que declaró que los estadounidenses "recurrieron a la diplomacia" y pidieron al Gobierno iraní que respondiera "de forma proporcional". "Dijeron que, 'si quieren vengarse, háganlo de forma proporcional a lo que hicimos'", afirmó Fadavi, sin precisar cómo exactamente fue recibido el mensaje de EE.UU.
La madrugada del pasado 8 de enero, Irán lanzó 22 misiles balísticos contra dos bases aéreas iraquíes que albergan tropas estadounidenses.
Según el The New York Times, la mayoría de los proyectiles fueron dirigidos contra la base aérea Al Assad, donde operan unos 2.000 soldados norteamericanos. El ataque causó daños materiales, pero ningún militar resultó afectado.
Poco después del bombardeo, Irán envió a través de la embajada suiza en Irán un fax encriptado, en el que instaban a EE.UU. a no planear más represalias.
Un día después, Trump hizo un anuncio desde la Casa Blanca en el que afirmó que "parece que Irán se está retirando". "Algo bueno para todas las partes afectadas y algo muy bueno para el mundo", dijo el mandatario que, no obstante, tachó a Irán de "país que financia a los terroristas y amenaza al mundo civilizado" y arremetió contra la "campaña de terror" del país persa.
(RT)