El Papa Francisco recordó a los oprimidos del mundo que Jesús es la liberación para su sufrimiento: “Jesús es la bendición para cuantos están oprimidos por el yugo de la esclavitud moral y material. Él libera con el amor”, dijo durante el rezo del Ángelus este miércoles 1 de enero en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
“A quien ha perdido la estima de sí permaneciendo prisionero de actitudes viciosas, Jesús le dice: el Padre te ama, no te abandona, espera con paciencia incontrolable tu regreso”.
Asimismo, “a quien es víctima de injusticias y explotación y no ve camino de salida, Jesús abre la puerta de la fraternidad, donde encontrar rostros, corazones y manos acogedoras, donde compartir las amarguras y la desesperación y recuperar un poco de dignidad”.
Además, “a quien está gravemente enfermo y se siente abandonado y desanimado, Jesús se hace cercano, toca las heridas con ternura, vierte óleo de consuelo y transforma la debilidad en fuerza de bien para desatar los nudos más enredados”.
“A quien está encarcelado y está tentado a cerrarse en sí mismo, Jesús reabre un horizonte de esperanza, a partir de un pequeño resquicio de luz”.
El Santo Padre destacó que “ayer por la noche concluimos el año 2019 dando gracias a Dios por el don del tiempo y por todos sus beneficios. Hoy iniciamos el 2020 con la misma actitud de agradecimiento y de alabanza”.
En su reflexión, destacó el “milagro” de un año nuevo, algo que “no se puede dar por descontado y, de hecho, siempre es un milagro del que sorprenderse y sentirse agradecidos”.
Por ello, señaló lo apropiado de que la Liturgia celebre en el primer día del año a Santa María Madre de Dios: “La Virgen de Nazareth, que dio a luz a Jesús, el Salvador. Aquel Niño es la Bendición de Dios para todo hombre y mujer, para la gran familia humana y para el mundo entero”.
“Jesús no ha eliminado el mal del mundo, pero lo ha derrotado en su raíz. Su salvación no es mágica, sino paciente, lo cual comporta la paciencia del amor que se hace cargo de la iniquidad y le arrebata el poder”.
Por ello, “contemplando el Pesebre vemos, con los ojos de la fe, el mundo renovado, liberado del dominio del mal y puesto bajo el señorío real de Cristo, el Niño que yace en pañales”.
Afirmó que “hoy, la Madre de Dios nos bendice mostrándonos al Hijo. Lo toma en brazos y lo muestra, y así nos bendice. Bendice a toda la Iglesia, bendice a todo el mundo”.
Ese es el motivo por el que “el Santo Papa Pablo VI quiso dedicar el primer día del año a la paz: a la oración, a la toma de conciencia y de responsabilidad hacia la paz. Para el año 2020, el Mensaje es este: la paz es un mensaje de esperanza, un camino en el que se avanza por medio del diálogo, la reconciliación y la conversión ecológica”.
Finalmente, el Papa invitó a fijar la mirada “sobre la Madre y sobre el Hijo que ella nos muestra. Al inicio del año, dejémonos bendecir. Dejémonos bendecir por la Virgen con su Hijo”.
(Aciprensa)