Hace años que Roma sólo tiene temporada alta para el turismo, dado el eterno atractivo de la capital italiana para los visitantes extranjeros.
De enero a diciembre, los turistas se agolpaban en torno a la monumental Fontana de Trevi, luchando por echar un vistazo a un monumento clave a través de la multitud. Los viajeros que conseguían acercarse suficiente lanzaban una moneda al agua, lo que según la leyenda local garantizaba que volverían a la ciudad.
(Infobae)