En la zona arqueológica de Kankí, en el municipio de Tenabo, en Campeche, la selva resguarda un sorprendente espectáculo arqueoastronómico: un mascarón de dos metros de alto y 15 de largo que anunciaba a los antiguos mayas la temporada de siembra.
Kin Ich Ahau, que en maya significa “señor ojos de sol”, anunciaba que se avecinaban las lluvias, por lo que era el momento propicio para sembrar.
“La forma de representar el Sol era bajo la forma de un anciano de ojos estrábicos y nariz roma, con algo que le sale en la comisura de la boca que ya se borró porque era de estuco”, dice a Efe el arqueólogo campechano Florentino García Cruz, uno de los descubridores del fenómeno.
Para el experto, “el rasgo más sobresaliente del Dios Sol es que es estrábico, o sea es que es bizco; es el único dios maya que es bizco y no se pierde que es el Sol porque con el fenómeno (…) el disco solar ocupa la parte vacía de los ojos y forma un anciano de ojos estrábicos”.
Una vista general de la zona arqueológica de Kankí, en el estado de Campeche. Foto: EFE.
García Cruz asegura que Kin Ich Ahau está asociado con los movimientos del Sol, al cual los antiguos mayas relacionaban con el maíz, ya que el fenómeno se hace visible los primeros días de mayo antes de la época de lluvias.
El mascarón de Kin Ich Ahau tiene huecos en los ojos y al momento en que el Sol desciende hacia el horizonte y pasa por detrás parece un rostro con radiantes ojos estrábicos.
Este impresionante espectáculo vuelve a presentarse los días 5,6 y 7 de agosto, y el experto asegura que entonces anuncia la temporada de la cosecha.
“El Dios Sol es el que reina en la sequía y Chac es el que reina en la humedad, en la lluvia. Ambos no son antagónicos; el antagonismo de ellos es el Dios de la Muerte, ya que el exceso de sol produce la muerte y el exceso de lluvia también. Entonces tiene un simbolismo filosófico dentro de los mayas”, apuntó.
Los mayas tenían considerado al Sol como uno de sus dioses, por lo que en su cultura se plasma en todo momento la vida relacionada con el astro.
El arqueólogo Florentino García Cruz, durante una charla con medios de comunicación en la zona arqueológica de Kankí. Foto: EFE/Lucio Blanco
Las personas con estrabismo y los enanos, jorobados o individuos con alguna deformidad eran considerados como cercanos a las deidades por los mayas, por lo que se les tenía por sagrados.
Es probable que en la época prehispánica el fenómeno pudiera ser atestiguado solamente por la élite sacerdotal, lo que se infiere por lo reducido del espacio desde donde se puede observar.
Pero hoy en día es un ritual con el que los habitantes rinden homenaje a sus antepasados y que es acompañado por diversas actividades culturales en el municipio.
El Templo de Kin Ich Ahau, llamado así por el arqueólogo García Cruz en el año 2000, está ubicado en el sitio arqueológico maya de Kankí, a unos 48 kilómetros de la ciudad de Campeche.
(Sin Embargo)