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24 January 2023

El espionaje chino ha sido posiblemente uno de los temas que más se ha discutido en los últimos años. De creer que las influencias de Pekín se aplicaban solo cuando el dictador Xi Jinping se reunía y hablaba con sus homólogos de otras partes del mundo, la opinión pública ahora sabe que no es necesario ningún encuentro con cámaras y delegaciones. La vigilancia del Partido Comunista Chino (PCCh) se extiende de manera silenciosa, a diario y en ambos hemisferios.

Varios hallazgos se han dado en ese sentido. El más escandaloso en las últimas horas tiene que ver con universidades británicas. Según una investigación de The Times, «docenas» de esas instituciones hicieron acuerdos con organismos del comunismo chino «relacionados con el genocidio uigur, el desarrollo de armas nucleares, el espionaje, la investigación de defensa o la piratería informática». Ninguna está acusada de ayudar al PCCh siendo conscientes de eso, lo que probablemente sea más peligroso.

Inclusive la Universidad de Cambridge se encuentra entre las que han firmado acuerdos con la Universidad de Tsinghua, el alma mater de Xi Jinping, reveló la investigación. En 22 casos las universidades británicas mantuvieron asociaciones con instituciones consideradas de «muy alto riesgo» por el Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI, por sus siglas en inglés).

Ingenuidad británica

Hay varios métodos puestos en práctica. Por ejemplo, la Universidad de Surrey, en Guildford, Inglaterra, asegura que desarrolló una tecnología de reconocimiento facial usando inteligencia artificial. El problema es que el laboratorio lo comparte con la Universidad de Correos y Telecomunicaciones de Pekín. El portal afirma que la técnica «ha sido utilizada por el Estado chino para identificar a los musulmanes uigures». Como esta, hay muchas situaciones.

«Cuatro universidades escocesas (Robert Gordon, Aberdeen, Dundee y Strathclyde) han celebrado acuerdos con la Universidad de Ingeniería de Harbin. Ha contribuido al desarrollo de proyectos de submarinos, armas submarinas y buques de guerra del Ejército Popular de Liberación y lleva a cabo investigaciones sobre submarinos nucleares».

Se intercambian estudiantes o les dan facilidades para que estos adquieran conocimientos en organizaciones vinculadas. Por supuesto, expertos tildan esta relación como “simple ingenuidad” y «moralmente reprobable», teniendo en cuenta que las universidades funcionan con los impuestos de los ciudadanos británicos.

De cualquier manera, Estados Unidos sirve como espejo. Solo en octubre de 2022 un informe reveló la existencia de espionaje chino en un importante laboratorio de EE. UU. que ayudó a desarrollar las primeras armas nucleares. Al menos 162 expertos del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, volvieron a China para entregar conocimientos al régimen comunista.

La «súper arma» china

Pero lejos del armamento convencional o bombas nucleares, hay una «súper arma» que no está recibiendo la atención que merece. Cuenta con 1000 millones de usuarios mensuales y es tan adictiva que se pueden pasar horas consumiendo contenido sin percatarse de ello. Es nada menos que TikTok, creada en China y exportada al resto del mundo como una aplicación de videos cortos que esconde más que entretenimiento.

El mal se conoce popularmente como «cerebro TikTok» porque atrofia de las facultades mentales al usar inteligencia artificial para darle al usuario más contenido satisfactorio de acuerdo con cada personalidad. Tal como menciona Gurwinder Bhogal, un escritor británico-indio, «podría ser un arma geopolítica devastadora. Sin prisa pero sin pausa, podría convertir a la juventud occidental -su futuro- en ‘yonquis’ de la dopamina perpetuamente distraídos». El resultado, son individuos sin capacidad resolutiva, con memoria o capacidad de discernimiento. Todo esto, «debería llevar a considerar su uso potencial como un nuevo tipo de arma».

No es el único que lo alerta. Chris Wray, director del FBI, dijo que el régimen chino podría usar la aplicación «para operaciones de influencia”. No es descabellado, considerando que el expresidente Donald Trump insistió con prohibir su funcionamiento en EE. UU. por espionaje. De hecho, en China los menores de edad no pueden usarla.

Si todavía hay dudas de los tentáculos del comunismo chino y su nivel de espionaje, hay que remitirse al hecho de que el régimen compró recientemente «acciones de oro» de Bytedance, la empresa matriz de TikTok.

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