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16 November 2021

 

Bielorrusa lleva meses enviando oleadas migratorias provenientes de Oriente Medio con el objetivo de desestabilizar la Unión Europea, la nueva guerra híbrida se ha convertido en una nueva costumbre, ya lo utilizó Marruecos y Turquía, ahora es el régimen dictatorial de Lukashenko quien lo utiliza.

El mismo Lukashenko sabe perfectamente que esta es la mejor forma de ejercer presión sobre la Unión Europea, ya que esta tiene unas políticas buenistas respecto a las fronteras y esto les pone una difícil situación. El régimen bielorruso lleva meses trayendo ilegales desde vuelos para preparar esta guerra híbrida, que ha sido claramente premeditada. 

El día 8 de noviembre fue cuando todo se intensificó, pasaron a ser miles de ilegales dirigiéndose a la frontera polaca, una imagen que no se veía desde 2015, era una cosa claramente organizada y preparada para ese día. Las autoridades polacas estaban defendiéndose ante una oleada migratoria nunca vista, algo que no solo afectó a Polonia, sino que Lituania y Letonia también sufrieron estas consecuencias.

La llegada de los migrantes a la vallas fue muy agresiva, incluso llevaban consigo tenazas y hachas, además de tener una táctica clara y directa de cómo forzar las vallas polacas, muchos piensan que algunos de ellos habían sido entrenados para esta situación. Todo esto estaba supervisado por los soldados bielorrusos, donde se puede ver en múltiples vídeos como los dirigían hacía la frontera polaca e incluso haciendo disparos de advertencia a los propios migrantes por si decidían desobedecer las órdenes.

Finalmente pese a las complicaciones ocasionadas, Polonia consiguió rechazar la oleada y al día siguiente ya a primera hora, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki se presentó ante los soldados con un contundente mensaje: “No tengo palabras suficientes para agradecerles el servicio tan difícil que han realizado, quiero que sepan que estamos con ellos”.

 

La mayoría de líderes europeos apoyaron a Polonia, el conjunto de países pedía sanciones más duras a Bielorrusia y que la Unión Europea reforzara las fronteras exteriores. La Unión Europea ya ha tomado varias acciones, el Consejo Europeo suspende el acuerdo de facilitación de visados con Bielorrusia, además de asegurar que la próxima semana aumentará las sanciones. La OTAN también ha actuado y ha decidido enviar tropas a la frontera polaca. Pero no es suficiente.

Rusia se desmarca de cualquier acusación, ese a estar en contacto continuo con Minsk. El canciller Lavrov sugería que lo mejor sería dar financiación a Bielorrusia para evitar la afluencia de migrantes. Asimismo, Rusia considera intolerante las declaraciones de Morawiecki, declaraciones que señalaban como al cerebro de la operación el mandatario ruso, Vladimir Putin.

El dictador Lukashenko ha respondido ante las tropas de la OTAN y las amenazas de la Unión Europea con mano dura, advirtiendo que si le siguen imponiendo sanciones podrían cortar el suministro de gas. Y hay que añadir que han habido pruebas de aviones de combate rusos en territorio bielorruso.

La Unión Europea se encuentra contra la espada y la pared, saben que si aumentan las sanciones puede que Bielorrusia les corte el gas, algo que ahora mismo sería un suicidio, pero si no les sanciona estarían quedando como el débil y el derrotado. Tampoco le pueden quitar las restricciones para que todo vuelva a la normalidad, porque quedarían mal ante la opinión pública de que están blanqueando una dictadura. La última solución sería dar dinero a Bielorrusia para que se hicieran cargo, pero esto supondría un gasto y otro chantaje más, como el que hace Turquía.

¿Pero por qué estamos así? En primer lugar, por culpa de la Unión Europea, no ha tenido nunca una política de fronteras fuerte y estructurada, además de proclamar el “welcome refugees”. Además, la dependencia energética ha provocado que ante situaciones inesperadas como esta, estemos en el lado débil, todo por políticas buenistas de querer tener energía renovable, que es ineficiente y muy cara.

En segundo lugar, la débil imagen de Estados Unidos, Joe Biden y las políticas woke (“progre”) actuales no hacen ver a Estados Unidos como la superpotencia que era. Ahora mismo, Putin sabe que tiene carta blanca para hacer lo que quiera, que no va a tener una respuesta contundente, como tenía con Donald Trump, ya que era un líder fuerte. 

(blesmundo)

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