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26 October 2021

Nos hemos encontrado con un revelador artículo publicado por The Epoch Times en el que recogen los testimonios de sanitarios estadounidenses en los que cuentan por qué prefieren perder el trabajo, antes de ceder al chantaje y dejarse inocular. Es una verdadera pena que en España no haya profesionales valientes en España que no nos cuenten lo que de verdad está sucediendo. Si estos profesionales contaran la verdad, toda esta farsa se había acabado hace mucho tiempo.

Según Emily Nixon, enfermera con más de 18 años de experiencia y fundadora de un grupo llamado The Coalition for Healthcare Workers Against Medical Mandates (Coalición de Trabajadores de la Salud Contra los Mandatos Médicos), “es inconcebible ordenar inyecciones sin exenciones, especialmente cuando la inyección es un producto médico completamente nuevo que aún se encuentra en su primer año de estudio. Los casos de avances no se informan adecuadamente. Sabemos que esta vacuna tiene “fugas”. No se ha probado la seguridad y eficacia de esta vacuna. Existen otros tratamientos alternativos y seguros. Es imposible dar un consentimiento totalmente informado sin datos imparciales a largo plazo. Amenazar nuestros trabajos es una coerción flagrante. Nuestro derecho otorgado por Dios a la integridad corporal y la autonomía personal ha sido despojado con estos mandatos y no lo aceptaremos”.

 

Jaclyn Zubiate, empleada en Southern Maine Health Care, afirma que “los trabajadores sanitarios no lo toman porque saben que los efectos secundarios son reales. En urgencias, he visto miocarditis, celulitis y síntomas neurológicos inusuales, entre una variedad de otros efectos secundarios. He visto a personas muy enfermas después de la vacuna y luego pasan a dar positivo. La tasa de positividad para contraer COVID en los vacunados es muy alta según los estudios recientes y lo que estoy viendo en mi clínica. Una vacuna debería funcionar y no funciona. Debería probarse durante años en algo que no sea humano antes de que lo llamemos “seguro y eficaz”. Ha habido más de 15.000 muertes por la vacuna de las que los medios no hablan. Nunca asumiré ese riesgo”.

 
 

Jessica Mosher, enfermera durante más de una década cuenta que “lo que he visto como enfermera y lo que otros han compartido después de la vacunación es evidente. El virus, como el resfriado y la gripe, no tiene cura. Sin embargo, tiene una tasa de supervivencia de casi el 100 por ciento. Aquellos que impulsan la vacuna están buscando dinero. Estoy siguiendo la ciencia. Los trabajadores de la salud no abandonan su pasión o su salario estable para complicarse la vida. La cantidad de personas dispuestas a ser despedidas debería ser motivo de alarma en sí mismo“.

Y continúan con más y más testimonios que pueden leer haciendo clic en este enlace. Parece estar cada vez más claro que en España tenemos la desgracia de que una mayoría de los profesionales sanitarios, además de vendidos al relato oficial, les falta valentía para contar las cosas que están viendo en los hospitales. Ojalá llegue el día en el que toda la verdad salga a la luz y los responsables y cómplices de todo esto paguen por lo que han hecho delante de un juez.

(eldiestro)

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